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EL JUEGO DE LA OCA: las claves secretas que esconde

  

 Retrocedamos, en nuestra máquina del tiempo particular, a nuestra infancia, ¿quién no ha jugado en el tablero de la oca alguna vez?
Y sin embargo, en nuestra descarada inocencia, nunca creímos que este juego llevará implícitos tantos misterios y tradiciones ocultas. Desde luego que a todos nos llamaron la atención determinadas casillas por su extrema connotación positiva o negativa; pero descubrir lo que hay detrás de ellas es un ejercicio colmado de sorpresas.

El Juego de la oca no es mas que una metáfora de la vida terrenal, en la cual se demuestra que el azar pretendido, por algunos, no es tal sino que todo se rige por un destino que nos hará transitar por etapas diferentes, en definitiva una casilla u otra. Pero el juego de la oca va mas allá de la vida material y nos muestra el camino iniciático por el que debemos pasar para alcanzar el conocimiento supremo, las casillas buenas o malas son pruebas que el iniciado debe ir superando para llegar a aquello que denominamos como "lo supremo", anhelado por el ser humano en todas las civilizaciones. 

El juego de la oca por su disposición y dibujo esta emparentado con los laberintos, enrevesados caminos de lucha hacia un objetivo final; sólo el que cree y tiene paciencia en ese objetivo sale del laberinto. Es por esta teoría por la cual muchos investigadores afirman que el juego de la oca se inventa en Grecia, de allí surge el mito de Teseo: el joven héroe que mata al Minotuaro en el Labryss o laberinto, el laberinto mas famoso de toda la antigüedad. Otros también apuntan a la teoría del nacimiento del juego en la India donde lo relacionan con los mandalas; laberintos, o caminos sagrados de fe y paciencia, dónde por mucho que se tuerza la senda el fin sigue siendo alcanzar lo supremo en todas sus concepciones. Curiosamente el ser humano plasma similares sentimientos, en sus representaciones, en lugares dispares del planeta (este es el mayor y más bello misterio de la humanidad por mucho que moleste al sector más conservador y anquilosado de la historiografía). Es por ello que decidir el origen se torna complicado, más aún cuándo se pudo producir por una fusión cultural debida a artículos y comerciantes que circulaban en uno u otro sentido. Si Grecia es la cuna del juego, el laberinto del Minotauro en la isla de Creta así lo atestigua; pero la India y el concepto sánscrito del mandala, cuanto menos, nos sugieren algunas dudas antes de descartarlos por su simbolismo y sacralidad presentes también en el tablero sobre el que echaremos los dados.

 El juego de la oca es lanzado, o relanzado mejor dicho, en la Edad Media. En las primeras etapas por movimientos ocultistas o sociedades secretas que buscaban el conocimiento supremo a través de diferentes pruebas y así se lo hacían ver a sus adeptos. Hablamos de Masones o Templarios por ejemplo, entre otras muchas sociedades; al parecer, según algunas fuentes templarias, se usó el juego de la oca para simular el Camino, iniciático, de Santiago con jóvenes monjes de la Orden del Temple para así mostrarles las duras vicisitudes que vivirían y su enriquecedor final tras la perseverancia. Es típico de estas sociedades codificar el conocimiento supremo para que no este al alcance de cualquier ser indigno, sino sólo de los puros de corazón, los que luchan con fé y tienen paciencia. Así, es por ello que simplifican sus conocimientos iniciáticos en el juego de la oca, nadie se podía imaginar que algo tan simple como un juego de niños podía tener tanta relevancia. Y de paso los niños son formados para superar las pruebas duras que les pondrá la vida, caer y volverse a levantar en diferentes obstáculos con la seguridad en uno mismo, de que poco a poco se irán superando casillas o etapas.

La oca es un animal sagrado en diferentes culturas, incluso en la occidental de raíces celtas, o cristianas posteriormente, la oca siguió representando la pureza de alma en su plumaje y su gallardía o coraje en su postura; el sincretismo religioso de diferentes áreas del mundo no pudo derrocar esta concepción, siempre hubo grupos que lucharon a favor de la idea: Los maestros arquitectónicos, y después los masones, utilizaban la pata de oca como medida constructora. Mas tarde Dalí en la Sagrada Familia de Barcelona utilizó esta medida. Pero hay más, en cualquier templo con elementos mistéricos estará presente.

La forma cúbica de los dados está emparentada con la numerología (un compendio de teorías milenarias, y con mucha relación en la Cábala, que por medio de diferentes combinaciones de números estudia el ser humano). Asimismo, la magia en creencias antiguas se sigue demostrando en la puntuación de los dados (no se representa con números sino con puntos, . .. ... .... etc ); el punto encierra un conocimiento hermético y esotérico para cualquier sociedad secreta. 

La numerología deja en este juego muchas anécdotas, por ejemplo: el número 58, cuyos dígitos suman 13 número de mal fario en la tradición cristiana, corresponde a la parca o muerte. Si el jugador cae en ella muere y vuelve a empezar de nuevo, para emprender una nueva vida donde no cometa los errores de la extinguida, en vocabulario iniciático a reencarnarse. Hay que reseñar que la reencarnación iniciática no implica muerte real o material, sino que lleva a empezar de cero, espiritualmente, desterrando errores pasados. Se trata de alcanzar el conocimiento supremo representado en la casilla final como un paraíso; no donde se colmen nuestras aspiraciones materiales sino un paraíso espiritual de sabiduría y perfección. A él sólo se llega superando duras pruebas y diferentes obstáculos. Por lo tanto el 13, a priori, es un número malo y sin embargo, si comprendemos la profundidad del mensaje, puede ser el que nos relance a una vida superior. ¿Se trataba de engañar a la Iglesia velando la verdad?

Otro ejemplo de curiosidad con los números : el 9 es el número de la perfección o conocimiento y el 7 es un número mágico donde los haya, pues bien en el juego de la oca el número 9 se repite ¡7 veces! : 9, 18, 27, 36, 45, 54, 63 (en numerología solo cuenta el número final, que es la suma de las dos crifras, sumalas y obtendrás siempre 9). Cada una de estas casillas corresponde a una oca con su consiguiente premio que demuestra, al jugador o iniciado, estar en el camino correcto hacia el conocimiento supremo, y así acercarse algo mas al paraíso.

En conclusión, el juego de la oca tiene doble finalidad: ocultar el conocimiento sagrado y mágico a los ojos de quien no lo merece, ofreciendo la posiblidad al que luche de obtenerlo y realizarse y, por otra parte, conseguir dotar a los niños de una espiritualidad que les ayude a afrontar los problemas reales con paciencia, hacerles seres mas perfectos que buscan el fin, poco a poco, de una sociedad mas perfecta y espiritualizada. 

Quizás deberíamos jugar más a la oca. Nuestros hijos y su "alocada" mente vacía de prejuicios lo entenderán mejor.




La TRÍADA humana, un camino de fe



-         El fuerte oleaje, junto al viento como gran socio, conseguía que las palabras fueran expulsadas con vigor de nuestras gargantas. El horizonte era tan bello aquella tarde que parecía componer un mensaje celestial a sus súbditos. Sin duda, era momento de expresar mi sentir; no tardé en hacerlo.

        
          - Siempre me he preguntado tres cuestiones  - hablaba con voz firme y despreocupada sin llegar al tono vanidoso que nunca me sedujo -  y sin embargo ahora ante el repiqueteo de las campanas parece no importar ya. Esa melodía otrora molesta ahora parece la más dulce de las composiciones.
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     -    No obstante, en tu interior – dijo el apuesto caballero  que tenía frente a mí – la llama sigue viva. Y es tal el ardor que se deja sentir, presto a seguir combatiendo, que no cesará ni ahora ni en el mañana.

Le miraba a los ojos y veía un ser inescrutable en su inmensa sabiduría, con un aire místico, acrecentado por las olas del mar que rompían a su espalda contra la mezcla de arena y roca que componía la playa. De vez en cuando alguna nube cruzaba por encima de nuestras cabezas y me sacaba de mi ensimismamiento pero aún así sabía que una batalla dialéctica era más fácil perderla que la pugna presentada por espada. A fin de cuentas era un caballero, preparado para las armas pero también para filosofar, así eran los Grandes Elegidos.
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          - Es extraño, parece ser – le espeté, mirándole a los ojos y lanzándole el desafío- que no te importa que tres cuestiones son las que me atañen y sin embargo pareces quemarte los dedos en mi ardor. ¿pretendes demostrar conocimiento?
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          - Todos conocemos pero no todos comprenden, distinto es quien sabe leer de quien sabe interpretar. Lo oculto sólo es revelado a ojos de unos pocos y la Diosa de la Sabiduría gusta de practicar el escondite. Con ello eliminamos a los que buscan la Verdad únicamente a través de la fuerza. Su destino lleva al caos. En tu caso, se lee en tus ojos los tres ciclos vitales representados en tres cuestiones tan antiguas como eternas. Y tu llama pesa el doble que el manto auto-impuesto; cuando sepas despojarte del manto comprenderás pero ¡cuidado! el ropaje humano que llevas  no debe arder ya que sería tu final. Un triste final. No olvides la amarga vida de Mefistófeles, aquel desdichado ser que, movido por la envidia, decidió darle la espalda a la luz y promover esta oscura causa para así atraer protagonismo hacia él mismo; al final consiguió ocultar la luz a muchos humanos pero nadie le hace caso porque los mismos que desprecian la luz no creen en la sombra. Son partes de un todo indivisible, puedes confundir a los demás pero al final te quemarás junto a ellos.

Un escalofrío recorrió mi espalda, el tronco de madera que nos sostenía sentados a ambos, uno frente al otro, parecía no ser el asiento vigoroso que había elegido. El Elegido me miraba con fijeza y sus ojos se clavaban con tanta fuerza que me sentía débil, muy débil. Los tres ciclos del hombre pasaban rápido por mi mente: la vida, la muerte y la resurrección. 






SHERLOCK HOLMES espiritista


 "Supongo que si alguien es Sherlock Holmes, ese soy yo; y digo que el caso sobre el espiritismo está totalmente demostrado". 

Respuesta de Sir Arthur Conan Doyle  a la prensa de su época.


No es fácil digerir el asunto que van a tratar estas líneas, vaya por delante que no es pretensión el buscar adeptos para una causa que, en todo caso, es ajena a nuestra percepción. Debatir estos asuntos es tan inútil como tratar de convencer a dos aficionados deportivos de distinto equipo de cuál es mejor. Y sin embargo, hay momentos de duda dónde se abre una ventana que creíamos cegada eternamente, hay circunstancias que nos obligan a reflexionar. Y este verbo, en toda su magnitud, si nos gusta para enfocar el tema que vamos a tratar. Reflexionar es el más sabio ejercicio de la humanidad, al que parecemos dedicarle poco tiempo o, en otros casos, lo empleamos en divagaciones sin trascendencia que parecen ser el deporte internacional de nuestra vieja especie. 

Como una tormenta apabullante, característica del monzón indio, Sir Arthur Conan Doyle, el escocés inmortal,  presentó su fe en el espiritismo. En las conciencias de la época, principios del siglo XX, se percibió un gran revuelo. El autor del detective más metódico, empírico y por ende racional, afirmaba que la nueva religión espiritista era el futuro de la humanidad. Un futuro alejado de miedos y temores porque nuestra alma, se anunciaba, es inmortal. Desde el principio, en Europa, se subraya la idea de religión y no de movimientos esotéricos, sectarios o sociedades secretas; la idea era sencilla a la par que singular, el conocimiento espiritual abierto a todos para así crear una sociedad mejor. Esta nueva religión, desde finales del XIX consiguió atraer a muchas personas errantes en lo místico, encantó pero también desencantó y esto último como consecuencia de numerosos fraudes que, desgraciadamente, se repetían con frecuencia.

Sin embargo, lejos de la mentira, estuvieron muchos personajes relevantes del momento que dedicaron sus vidas a la nueva religión espiritista. Sabios, científicos, filósofos e incluso clérigos le daban un empaque distinto con sus conclusiones alejadas de la vulgaridad. Conan Doyle, como escritor y miembro relevante de la sociedad londinesa, tenía una deuda moral con este movimiento. Al principio escéptico en materias psíquicas, su mente fue cambiando a raíz de la muerte de su hijo menor en la I Guerra Mundial. Profundamente abatido se dejó guiar hacia una sesión espiritista de la que salió impresionado al hablar, supuestamente, con su hijo. Fue entonces cuándo su tristeza se tornó en esperanza, una nueva vía infinita se abría ante sus cansados ojos y el mundo, que parecía gris, de repente tomaba una gama de colores tan vivos como el más bello amanecer. En su mente una bella idea, no había ocaso sin alba.

Sherlock Holmes, desde su aparición en 1887 en Estudio en Escarlata, había calado hondo en las conciencias con sus eternos atributos: gabán, sombrero y pipa. El icono del detective más racional comenzaba a ser universal. Y sin embargo Conan Doyle nunca se sintió totalmente agradado por Sherlock Holmes, suponemos que cerraba las vías a esa nueva religión que acaba de conocer y esto le causaba, a Conan Doyle, una fuerte contradicción interna. Hasta el punto que quiso matar al detective y su madre, entre otras personas de su círculo, le hizo dar marcha atrás en esta idea; siempre le perseguirá la sombra de obras secundarias que consideraba, personalmente, más importantes que el entretenimiento de Sherlock Holmes. En 1926, empujado por esa deuda moral al espiritismo que tanto le había ofrecido, publica Historia del espiritismo y una obra más enigmática llamada The land of the Mist (traducido al español con el sugerente título de El País de las Brumas o La Tierra de la Niebla).

En esta última obra, The Land of the Mist, nos vamos a detener por su complejidad. Aquí los personajes son copias, con nombres cambiados, de la realidad que Conan Doyle había vivido en sus prácticas espiritistas. Lo más sorprendente es que  Sherlock Holmes estuvo cerca de aparecer en la novela,  de ser el racionalista/científico que cambia su parecer ante la evidencia de lo espiritual; de nuevo tuvo que cambiar esta idea inicial por la presión de su círculo ante la polémica que generaría. El profesor Challenger, presente también en otras obras suyas como la célebre El Mundo Perdido, toma las riendas de este personaje que vivirá un proceso evolutivo y tendente a lo espiritual. Quizás, partiendo de esa idea inicial de incluir a Sherlock Holmes en la novela, el detective al no aparecer finalmente en la misma, parte su papel en dos: uno es Challenger como decíamos y el otro es un periodista, Edward Malone, frío y calculador como Challenger pero menos explosivo que no tiene más remedio que sucumbir al mundo de los espíritus ante tanta evidencia. Ambos sucumben a la "verdad", como Conan Doyle lo había hecho y como quería que lo hiciera Sherlock Holmes para ofrecer otra visión del detective a sus seguidores. Hubiera sido un tremendo mazazo a las conciencias.

En The Land of the Mist se describen ectoplasmas, posesiones controladas por mediums sensibles, movimientos de objetos y hasta casas encantadas por espíritus errantes y atrapados en nuestro mundo. Todo tiene un denominador común: la reciprocidad en la ayuda de un mundo al otro para dar a conocer los misterios de la muerte. Como en el Libro egipcio de los Muertos, a lo largo de la novela, se dan pistas para pasar de una esfera a otra y poder adecuarse rápidamente a la nueva "realidad". Siete esferas, siete caminos de perfección, son los que nos esperan tras esta vida para alcanzar nuestro autodesarrollo como seres espirituales que somos. Esta concepción de las esferas está presente en textos antiguos y manuscritos iniciáticos leídos en reuniones de sociedades secretas; Conan Doyle enseñará la "verdad" sin filtros.

Del lector depende, como casi siempre, sacarle el jugo a la sabiduría que se muestra. Muchos se escandalizarán, como parte del eterno conflicto entre ciencia y religión, otros descartaran la lectura simplificando todo en locura y unos pocos, los más sabios, comprenderán que para defender una verdad hay que conocer las verdades de los demás. A estos últimos la lectura les transportará a un mundo brumoso dónde el mensaje de amor y bondad impera, dónde tras las sesiones espiritistas o las visiones se ofrece un tranquilizador mensaje. Detrás del miedo primigenio existe un camino de perfección, tan sólo hay que abrir los ojos a ese mundo para comenzar a transitar por sus senderos; a veces estrechos y sinuosos e incluso peligrosos pero en definitiva reconfortantes. Valga como ejemplo aquella tesis de los matrimonios terrenales: sólo uno de cada cinco son verdaderos y, sólo estos por tanto, volverán a encontrarse en alguna de las siguientes esferas. Cuándo uno sabe enfocar su vida y, en definitiva, conoce sus mentiras y sus verdades sabrá buscar en su interior respuestas.

Conan Doyle encontró su verdad y quiso mostrarla a todos tal cual lo había hecho. Fue criticado por muchos y esto provocó, junto con otras experiencias anteriores de otras personalidades, que la información en mayúsculas se cifrará en códigos secretos cada vez más complicados. La crítica burlesca nunca es del agrado de quién cree poseer conocimiento. Muchos sabios han vivido, a lo largo de los siglos, esta desagradable experiencia.

Sherlock Holmes no aparece en la novela pero su sombra se deja sentir en muchos recovecos de la misma. Cualquier lector del célebre detective descubrirá su figura, sin estar, en comentarios, actitudes e incluso sentimientos. Y como Conan Doyle dijo, si Sherlock Holmes era él mismo en algún momento dejaría la pipa a un lado para asombrarse del mundo espiritual. Quizás fuera fugaz y en seguida volviera a enfundarse en su gabardina racionalista, pero ese momento existió.

Más allá de la posible fantasía, de los sueños llevados al extremo, Conan Doyle nos deja un mensaje altruista alejado de la trampa y la lucración. Un mensaje de humanidad que, hoy día, sigue siendo tan necesario como en los tiempos de la novela.

Porque como Sir Arthur Conan Doyle dice "...el estado más peligroso para un hombre o una nación se produce cuándo su lado intelectual está más desarrollado que el espiritual y ¿no es ésta la condición actual?..."

Reflexionar, como dijimos al principio, es lo único que nos queda ante una frase así. Ella resume, a la perfección, la vida del autor de Sherlock Holmes y quizás la del propio detective.   





Mussolini intentó convertir CUBA al fascismo


Cuándo paseamos por Cuba, sea en La Habana o cualquier otro núcleo de población, lejos de nuestra mente está la idea de una isla subyugada al Fascio. Cientos de murales pintados nos enseñan otro tipo de revolución, otra lucha social pero enfocada con diferente prisma. La palabra "Victoria", los comandantes y los reos en territorio norteamericano son protagonistas en numerosos carteles; estrellas y puños se alzan hacia el ajeno visitante demostrando que, Cuba y el comunismo, son indivisibles. Algunos pensarán que es más fachada pero la realidad es que el régimen castrista no quiere dudas en su ideología, como tampoco en sus enemigos fascistas.

Sin embargo Cuba estuvo cerca de ser un Estado fascista, un satélite de Benito Mussolini a merced de sus intereses y estrategias. Esta historia comienza en la agitada década de los 20 del siglo pasado, cuándo en Italia un nuevo movimiento político llamado fascismo toma el poder amparado en sus camisas negras. Mussolini o Il Duce, ávido de protagonismo y después de sofocar revueltas internas, decide ampliar sus miras fuera de territorio europeo. Conocedor de las debilidades italianas del momento, su estrategia no se basará en las armas sino en el juego de influencias con agentes y espías como actores. Esta estrategia, por tanto, no tenía como fin la conquista territorial, como en Etiopía años después, sino la expansión ideológica de sus tesis para así formar aliados que pudieran prestar ayuda a Italia en momentos concretos.

Mussolini fija su mira en Cuba y México por ser las dos puertas iberoamericanas al mundo anglosajón;  dicho de otro modo, el muro que buscaba para los EEUU, los cuales representaban los pecados mas virulentos debido a su democracia capitalista. México recibió una secreta red de informadores pero será en Cuba dónde más cerca se estuvo del fascismo.

Está documentada, como otras pruebas que comentaremos, la visita del barco Italia el 2 de Septiembre de 1924. Esta nave pretendía imponer, por medio de la grandeza y el poderío, la idea de un fascismo unido pero sobre todo de un movimiento invencible. La mayoría de los cubanos, ajenos a estos asuntos, siguieron con su cotidianidad sin percatarse de como la tela de araña fascista se iba extendiendo por la isla.

Los agentes, al servicio de Il Duce, habían ido desembarcando en diferentes oleadas provocando pequeñas revueltas con tintes de lucha social. No hay que olvidar que el fascismo surge, en equiparación con otros movimientos socio-revolucionarios como el marxismo, para luchar contra las desigualdades de clases y sus injustas consecuencias. Sin embargo, nada se consigue sin educación y Mussolini apadrina la creación de escuelas dónde se levanta el brazo al modo del tradicional saludo romano. En Cuba, son los tiempos del régimen de Gerardo Machado; hijo de emigrantes canarios y con muchas relaciones en el tejido empresarial de EEUU (entre otros cargos, estuvo en la cúpula dirigente de General Electrics Co.) llega al gobierno cubano con muchas energías y promoviendo algunas medidas públicas pero al intentar, sin éxito y con mucha oposición, modificar la constitución de 1901 dónde nació la República cubana encontrará su tumba política. El tirano ya no era bien visto en Cuba y esto será aprovechado por Benito Mussolini.

Bajo el amable sombrero de la amistad y la ayuda, llegan a la isla agentes italianos que fundaran dos emisoras de radio para apoyar su labor con palabras amigas. Como el mensaje fascista no llegaba a todos los cubanos por este medio deciden fundar un periódico que demuestre las virtudes de la nueva ideología europea. Los espías con mayor grado de inteligencia tendrán la misión de persuadir a políticos e intelectuales cubanos y así atraerlos al fascismo. El plan era llegar a una Cuba fascista en pocos años y todas las ciudades importantes fueron objetivo prioritario; se han documentado contactos entre agentes italianos e intelectuales cubanos en gran parte de la isla pero destacan, sobre las demás, La Habana, Camagüey e Isla de Pinos (hoy llamada Isla de la Juventud por acoger jóvenes estudiantes de todo el mundo).

Los espías seguirán ampliando sus influencias en polícias, banqueros o en las grandes fortunas concentradas en familias criollas. Ningún estrato de la sociedad quedaba fuera de este peligroso juego, infiltrando fascistas en restaurantes, casinos, hoteles e incluso prostíbulos. En definitiva, en sitios estratégicos dónde se podía ganar, o al menos comprar, adeptos para una causa política.

Hubo una persona que encabezó la lucha contra esta injerencia política: Julio Antonio Mella, un jóven revolucionario cubano y cofundador, en aquellos turbulentos años 20 del siglo XX, del Partido Comunista Cubano. Personaje inquieto, no dudó en criticar a Mussolini por traicionar sus principios (hay que recordar que Benito Mussolini comenzó su andadura política como socialista) y, sobre todo, luchó con todas sus fuerzas para demostrar a los cubanos que las delegaciones italianas no eran amigas de su país sino un ejemplo más de imperialismo europeo. Hijo de padre dominicano y madre inglesa y persona de fuerte carácter no entendió el fascismo como el movimiento revolucionario, y evolucionado del socialismo, que Mussolini trataba de presentar al mundo sino como una nueva  idea imperialista. Organizó junto a su compañera sentimental, Tina Modotti, fotógrafa de tendencias liberales para su época,  múltiples manifestaciones y protestas públicas contra el fascismo en Cuba. Incluso trataron de usar la influencia en México de Tina Modotti; esta italiana, pero antifascista, viajó por América desde su temprana adolescencia echando ciertas raíces en México dónde se afilió al Partido Comunista. En el país azteca ejercieron un juego de contra-espionaje con las personalidades fascistas allí presentes para así socavar su misión de convertir en "camisas negras" a Latinoamérica, empezando por Cuba.

Ambos murieron a temprana edad, Mella asesinado y Tina posiblemente envenenada, pero su labor en Cuba fue vital para que Mussolini fracasará en su intento de convertirla al fascismo. Posiblemente la II Guerra Mundial desvió el foco y las energías italianas hacia otras latitudes pero, sin duda, Cuba había estado muy cerca del haz fascista.

Quizás tan cerca cómo para que muchas personalidades de la revolución cubana, refugiadas en la profunda y densa Sierra Maestra, hicieran pequeños guiños cuanto menos a personalidades cercanas a la ideología fascista. A nadie se le escapa, como botón de muestra, que Ernesto "Che" Guevara admiraba al falangista José Antonio Primo de Rivera como un revolucionario que dejó su privilegiada vida para llevar justicia social al pueblo español; en un calco de su vida a posteriori, Ernesto Guevara, también dejará su vida "fácil" para luchar por los afligidos. Su muerte y el posterior marketing con su imagen nos recuerda a la manipulación franquista con la vida e ideología de José Antonio

Cuba y su encantador pueblo parecen querer lanzar un mensaje al mundo: vivir es su máxima y esa es su verdadera felicidad, más allá de teorías políticas. Cuándo uno pasea por el malecón de la capital, por las antiguas calles de Trinidad o se mezcla entre el bullicio del carnaval de Santiago de Cuba cree estar en un festival humano de sonrisas y guiños. Esto es lo que queda en los que hemos tenido la oportunidad de conocer Cuba bajo el régimen castrista. Luego, cuándo uno viaja en coche y ve pintadas y carteles políticos por doquier, siente una extraña sensación de ambigüedad que no es fácil de explicar.

Fidel Castro en su lucha contra Fulgencio Batista, tras el fallido asalto a una fortaleza militar, comentará : "la historia me absolverá". Palabras que recuerdan a las del más fiel amigo del fascismo italiano encerrado en su bunker de Berlín en sus últimas horas de vida. Por el momento, la historia no ha absuelto a ninguno. Sin embargo, y esto es lo importante, el pueblo cubano si lo está y sin necesidad de política.